Es de público conocimiento, o por lo menos para quienes usamos Instagram con frecuencia, que los vivos que propone la aplicación fueron un recurso muy utilizado tanto por marcas como por influencers.
Esta red social fue incentivando el contacto entre quienes manejan las cuentas (las caras visibles) y su audiencia. Los algoritmos favorecen al método “influencer” en dónde hay una persona que conversa y genera un ida y vuelta con sus seguidores y seguidoras.
Previo al confinamiento que nos trajo la pandemia, hubo un incremento en mostrar la cotidianeidad, las empresas o emprendimientos, aunque no sean personales, generaron contenido que vinculaba la marca con una cara, una voz. Ya no era suficiente con mostrar el producto y ofrecer una forma eficiente de compra y venta, sino también conocer a quién está detrás de eso. Y esto se intensificó con la cuarentena.
Al principio comenzó como una forma de hacer toda esta situación lo más amena posible. Artistas, celebridades y deportistas hicieron de esta práctica algo frecuente, y ahora nos resulta algo completamente natural, abrir nuestra aplicación y que siempre haya un vivo en curso. Por esto es que Instagram modificó sus recursos y ahora se pueden guardar dentro del instagram tv (en dónde se ubican los videos que duran más de un minuto) y pueden agregarse al feed de nuestra cuenta.
Es una nueva forma de crear contenido, nos conecta con nuestros seguidores y seguidoras, nos acerca un poco más y ya no es el la tele la dueña de la transmisión en vivo, si no que cada persona con una cuenta de instagram puede acceder a ella e incluso invitar a otra persona, como si fuese una videollamada pública. Es una buena opción para poder empatizar con nuestra audiencia, acorta la distancia y muestra el esfuerzo y a la persona detrás de cada publicación.
Rocío Baña.
